viernes, 14 de diciembre de 2007

Por razones filosóficas


Ayer quedé con julio de nuevo en el corte ingles. Al final, como era previsible, me tocó elegir a mí el regalo para sus padres. Yo miraba bufandas mientras él me contaba mil historias, de hospitales, de enfermeras y aminoacidos. Me reí mucho al imaginármelo dándole de comer a una señora mayor que está ingresada en la misma habitación que su madre. Es algo que no tiene precio.
Después, me acompañó a comprar el décimo que comparto con las niñas, me dieron un impar, todo el mundo sabe que los impares son como las sillas a las que les falta una pata, que se tambalean, pero es el que me dieron... y el que acepté, por supuesto. Julio no tiene números preferidos ni pamplinadas de esas, si tuviera que elegir un número, me explicó que elegiría el cinco, por razones filosóficas.
Julio lee las novelas de y sobre Lord Byron y Mary Shelley, Julio es una gran tipo y cada día lo demuestra más (pero esto es un secreto de esos de sssssssshhhtt de efe).

Antes de eso, tuve capítulo de Ally McBeal con Enric y Beatriz. Hablamos como siempre, de mil historias diferentes en cuestión de muy poquito tiempo. casi siempre son historias sobre las relaciones personales, que al fin y al cabo, me temo que todo siempre acaba reduciéndose a eso. Hubieron fuegos artificiales, mechas que se encienden y prenden y otras que solo se encienden para apagarse poco después, eso si, habiendo quemado lo que tenían alrededor. Y cuando te quemas, pues duele. Beatriz y yo nos entendemos bien, cada una a su manera, pero tenemos historias paralelas ( y para lelos tambien, que hay mucho lelo por el mundo). Sea como sea, siempre es un buen rato hablar con ellos, te ríes y si quieres, también tienes la opción de pensar.

hoy tengo la cabeza aun entre sábanas de franela, no he conseguido despertarme del todo y creo que he subido por paseo de gracia con los brazos extendidos hacia delante, como los zombies.
Es viernes, un viernes raro, pero con frío por fin. Que algo es algo.

1 comentario:

Robe dijo...

barry white... que gran banda sonora para un polvo memorable