Hoy la cafetería parecía un hormiguero donde hubiera caído una colilla encendida. Todos de acá para allá, casi chocándose entre sí. Toma guapa, el euro veinte, que esto hoy es una locura. Si, si, que pases un buen día. Hasta mañana, pues.

Un poco antes me bañaba desnuda en aguas heladas de un río de alta montaña... nadaba plácidamente hasta que empecé a sumergirme de manera incontrolada, y me ahogaba, y empezaba a tragar agua, y más agua. Me he despertado con una desesperada sensación de sed. Antes de hacer el amago de levantarme, antes de abrir los ojos he deseado fuerte, fuerte que aún faltara mucho rato para las 07.50h. por favor, por favor. He abierto los ojos y eran las 05.50h. bien, aún podría disfrutar del calentito descanso unas horas mas....

Por otra parte, Ruth (no mi Ruth que ya ha vuelto de Belfast, no) si no la Ruth de la novela, no ha conseguido pasar la segunda donación. Y Kath ya es cuidadora de Tommy, han empezado también a tener relaciones sexuales. Creo que comienza ahora la súplica del por favor, Nunca Me Abandones.

En realidad, si escucháramos profundo por la calle, por todas partes la gente suplica en susurros ese nunca me abandones. El problema está en que a medida que crecemos, olvidamos saber escuchar de verdad. Desde el fondo. Y vamos pisando las súplicas, las ilusiones y la felicidad de todos. Así, a fuertes zancadas. Como un caballo dels tres tombs. O como un fauno.