le sirven la humeante taza de té.

Margot disfruta de la pieza de jazz que suena en su cafetería preferida mientras enciende uno de sus largos y finos cigarrillos de femme fatale, de los que hacen honor a su nombre.

en ese preciso instante suena su teléfono móvil. es Samuel. Margot mira la pantalla iluminada con cariño, con una expresión seria pero serena. él, como casi todo el resto de la humanidad no entendería su secreto. sus secretos.

la sinceridad absoluta es autodestructiva, le confesaba una vez a su amiga Lucille que dudaba entre darle la razón o no. meses después, estarían mas cerca de estar convencidas respecto a ello.

Margot piensa en lo mucho que quiere a Samuel. y lo mucho que Samuel la quiere a ella. lo mucho que desea que lo suyo funcione.

No es a Samuel a quien espera, esta vez ha quedado con él. mucha gente piensa que no debería seguir viéndolo puesto que él se portó mal. Margot sabe que la realidad no es tan fácil como "que el se portara mal", hay muchos factores detrás que lo hacen más complicado , y, quizás por ello, más comprensible. aunque solo sea ella quien cree entender algo, aun sin justificarlo.

Samuel apenas sabe de su existencia, pero lo intuye. los grandes amores se intuyen siempre. de una manera u otra te queda grabado el recuerdo de manera tan intensa que la gente al conocerte, intuye que has amado a lo grande.

Margot tiene la necesidad de mandarle un mensaje a Samuel, en el que tan sólo le dice, "he visto tu llamada, ahora no puedo hablar contigo pero lo haré en cuanto pueda. no olvides que te quiero Samuel, y sabes que esto no es mentira". y es que Margot conoce perfectísimamente lo diferente que es un secreto de una mentira.

Para ruth