viernes, 29 de mayo de 2009

he pasado junto al mendigo que pide limosna cada día delante de la estación de Fabra i Puig.
a mi lado pasaba una mujer y sus dos hijos de 4 o 5 años. la niña llevaba un bolsito rosa del que estaba la mar de orgullosa.
al pasar frente al mendigo, con el descaro inocente propio de los críos, se ha parado frente a él y le ha mirado de una manera inquisidora, intentando entender la situación y lo que el señor había escrito en su cartulina. no me gustaba su mirada hasta que he entendido lo que estaba pensando.
ha corrido hasta alcanzar a su madre y le ha preguntado si no le iba a dar dinero. la madre rotunda ha dicho que no. y la niña que hasta ese momento me parecía maleducada, ha dicho:
- pues sabes que? si tu no tienes dinero que darle, a mi me queda aún un chicle de fresa que no me he comido, así que se lo voy a regalar.
cuando su madre, sin girarse le decía que el hombre seguramente no tendría ni dientes, la princesita ya le estaba dando el chicle al señor quien, a pesar de todo, se le han iluminado los ojos.
y a mi, el corazón

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Si esa inocencia no desapareciera nunca seriamos todos mucho mas felices...

Wawa dijo...

Qué bonica! aisshh... ^__^
q vida más dura ésta...

~ wawa ~

Sanve dijo...

Bendita inocencia...

Lo importante es que aprendamos de estos momentos. Que no queden en el olvido.

Un beso.

Helena dijo...

Los niños son encantadores, y no tienen esos prejuicios tan feos que tenemos los mayores...
Y su madre ha aprendido una lección enorme.

JuanCar dijo...

En que momento dejamos de ser así y dejamos de tener humanidad.

Nuria dijo...

Si yo ya lo digo siempre! Ignoramos demasiado a esos peques!! Que ninia mas maja oye!