viernes, 12 de marzo de 2010

Miguel Delibes y los ermitaños

Para lavar la imagen de ermitaña que pude dar ayer, copio un fragmento de "Mujer de rojo sobre fondo gris" en la que Delibes, como siempre, deja el regusto agridulce del amor y remueve recuerdos:
"Ninguno de los dos era sincero pero lo fingíamos y ambos aceptábamos, de antemano, la situación. Pero las más de las veces, callábamos. Nos bastaba con mirarnos y sabernos. Nada nos importaban los silencios. Estábamos juntos y era suficiente. Cuando ella se fue todavía lo vi más claro: aquellas sobremesas sin palabras, aquellas miradas sin proyecto, sin esperar grandes cosas de la vida eran sencillamente la felicidad. Yo buscaba en la cabeza temas de conversación que pudieran interesarla, pero me sucedía lo mismo que ante el lienzo en blanco: no se me ocurría nada. A mayor empeño, mayor ofuscación. Se lo expliqué una mañana que, como de costumbre, caminábamos cogidos de la mano: ¿Qué vamos a decirnos? Me siento feliz así, respondió ella. "

6 comentarios:

cesar dijo...

espero q jamas escribas nada mio,pobre delibes,lo enterraron ayer

Dana dijo...

precisamente por eso Cesar! era un homenaje...

cesar dijo...

los mejores homenajes en vida,pa que queremos uno si no podemos disfrutarlo,jajaja

Dana dijo...

no puedes disfrutar de su obra porque ya no está?
que pena! yo sí pienso hacerlo!

Helena dijo...

tía, este texto me dice tantas cosas...
Qué bonito, eh? Y tristecillo, pero bonito.

Un petonet, corasón!

cesar dijo...

no me has entendido danita,me refiero q los homenajes habria que hacerlos a la gente cuando aun viven,para que sirven hacerlo a titulo postimo,el disfrutar de la obra de un artista gracias a dios se puede hacer siempre viva o no,pero es una pena que la gente se acuerde de uno solo cuando se muere