si escucho con cuidado, y sobre todo con cariño, oigo cómo me susurran al oído...
con el ajetreo del día a día, los líos, los problemas, el ruido, las prisas, las ansias, el cansancio ... una va de arriba abajo como un robot haciendo lo que toca guiada por el reloj que todo lo marca.
sólo en pequeñas ocasiones, y si pones algo de tu parte, puedes llegar a pararte. y a pararlo todo. es entonces cuando, en estas pequeñas treguas me siento tan bien que podría ir desplazándome sin caminar. con las alas que si quiero me invento, y que si quiero, funcionan.
es en esos paréntesis cuando todo parece perfecto. cuando toca leer unas páginas del destino tremendamente buenas. perfectamente buenas.
y me siento bien, y me gusta lo que hago e incluso me gusta lo que soy.
porque tengo un trabajo que me llena como nunca otro lo había hecho. porque aprendo a cada hora, porque me siento valorada y feliz.
porque tengo mi huequito y lo cuido con sumo cariño.
porque tenemos la tregua de como mínimo un mes en que toda la familia sé que seremos felices y estaremos tranquilos. luego ya se verá. pero eso es luego
y porque sé, que por fin, la voz que me susurra al oído es la de Margot... que vuelve...