el verano ya nos tira de la camiseta.
y eso lo marca el cambio de bolso. hoy he trasladado todos los objetos de necesidad diaria del bolso de invierno al de verano. son parecidos, ambos de piel, negros. la diferencia única pero vital, es el tamaño de las asas. el de invierno es largo para que puedan caber los brazos enfudados de abrigo, el de verano, tiene asas cortas.
así pues, el verano lo marcan las asas
a partir de ahi, todo es extraño.
mire donde mire, todo es oficina y hospital. olor a líquido desinfectante.
fuera de ahi, todo me parece de mentira. falso, de teatro
creo que la gente se engaña a sí misma, se inventan vidas que no son las suyas, maneras de actuar que no sienten.
yo tambien lo habré hecho, claro. solo que ahora no me permito el lujo de perder las pocas fuerzas que me quedan inventándome un papel. la Dana actual simplemente está agotada y muere por irse de vacaciones.