a veces se me va la olla y pienso en cosas muuuy freaks.

ayer estaba inventando cosas, así, porque si. en lugar de echar la siesta estaba imaginando, atención.. cómo será la persona/familia que ha comprado el resto de sandía del cuarto que yo compré...

compartimos un poco de un todo. la misma gran pieza de fruta. saborean el mismo dulzor fresquito que yo.. pero son mundos infinitamente alejados...

Uno de los cuartos lo había comprado una familia con una niña pequeña. a ella no le gusta demasiado la fruta pero la sandía es una excepción aunque ella no lo supo hasta que probó un trocito del cuarto de mi sandía. descubrió que le encanta y a partir de entonces, después de cenar, siempre pide un trocito de fruta fria y roja.

El segundo cuarto lo saboreaba un chico soltero, despeinado. un chico q a mí me parece muy guapo al que le da absolutamente igual cómo vestir o cómo peinarse. aún le da más igual la política y los conflictos. es un chico libre, que vive el momento y no se plantea nada más (a parte de que le apetecía un trocito de mi sandía).

Y el tercer cuarto se lo había quedado una mujer ya madura. y cansada. una mujer de cincuentaytantos con ojeras y arrugas. que espera a su marido para cenar viendo la reposición del Salvame diario. con una vida sin especial emoción, con el marido de siempre y las no conversaciones de siempre. una vida aburrida, monótona. acaban de cenar casi sin mirarse. ella trae la sandía y él emite un sonido de aprobación. termina el trocito de mi sandía, se levanta, va a habitación, busca entre la ropa sucia del trabajo y regresa.

"Toma cariño, hoy te traído un detallito"